DEVENIR CINE: JEAN LUC GODARD

"SE NOS OCURRE QUE LA POSIBILIDAD DE LEER UN TEXTO ES INVENTAR ALGO EN ESE VACIO. INVENTAR, ES DECIR, SUPLEMENTAR. EL TRABAJO DE LECTURA, CUALQUIERA SEA EL DE UN POEMA, EL DE UN TRATADO, SOLO EMPIEZA AHÌ DONDE SE PRODUCE ESE VACIO QUE DESCUBRE UN SUPLEMENTO. LO OTRO ES REITERACIÒN DE HÀBITOS FAMILIARES DE RECONOCIMIENTO" Adriana Paloma

19 nov 2009

El Abecedario de Gilles Deleuze. V de Viaje

Louis Ferdinand Celine

Novelista y médico francés de apellido real Destouches. Nacido en Courbevoie, en las afueras de París, participó como voluntario en la I Guerra Mundial, en la que fue gravemente herido. Después de la victoria aliada estudió medicina, y de 1924 a 1928 viajó en misiones por África y Estados Unidos por cuenta de la Sociedad de Naciones. Regresó a Francia y entró a formar parte de una clínica estatal en Clichy, trabajando fundamentalmente como médico de los pobres. Su nihilista pero deslumbrante primera novela, Viaje al fin de la noche(1932), fue acogida como un gran acontecimiento literario y ejercería una profunda influencia en numerosos escritores de las generaciones siguientes. Muerte a crédito (1936) confirmó la importancia de su escritura radicalmente innovadora. Los puntos de vista exacerbados de Céline, y sus escritos antisemitas de fines de los años treinta, hicieron que se le acusara de colaboracionismo con los nazis. Debido a ello, Celine estuvo exiliado en Alemania y Dinamarca en 1944. Finalmente fue perdonado por el gobierno francés, y volvió a París en 1950. Registra literariamente sus experiencias durante el exilio en la novelaDe un castillo a otro (1957), a la que siguieron Norte ( 1960) y Rigodón (publicada póstumamente). La crítica continúa considerando a Céline una de las figuras más notables de la literatura del siglo XX. ©eMe

Textos:


Viaje al fin de la noche (fragmento)

Viaje al fin de la noche (fragmento)

"
Los hombres se aferran a sus cochinos recuerdos, a todas sus desgracias, y no se les puede sacar de ahí. Con eso ocupan el alma. Se vengan de la injusticia de su presente revolviendo en su interior la mierda del porvenir. Justos y cobardes que son todos, en el fondo. Es su naturaleza.
(...)
Proust, espectro a medias él mismo, se perdió con tenacidad extraordinaria en la futilidad infinita y diluyente de los ritos y las actitudes que se enmarañan en torno a la gente mundana, gente del vacío, fantasmas de deseos, orgiastas indecisos que siempre esperan a su Watteau, buscadores sin entusiasmo de Cíteras improbables. Pero la señora Herote, de origen popular y substancial, se mantenía sólidamente unida a la tierra por rudos apetitos, animales y precisos. Si la gente es tan mala, tal vez sea sólo porque sufre, pero pasa mucho tiempo entre el momento en que han dejado de sufrir y aquel en que se vuelven mejores. El gran éxito material y pasional de la señora Herote no había tenido aún tiempo de suavizar su disposición para la conquista.
(...)
Os lo digo, infelices, jodidos de la vida, vencidos, desollados, siempre empapados de sudor; os lo advierto: cuando los grandes de este mundo empiezan a amaros es porque van a convertiros en carne de cañón.
(...)
Para el pobre existen en este mundo dos grandes formas de palmarla, por la indiferencia absoluta de sus semejantes en tiempos de paz o por la pasión homicida de los mismos, llegada la guerra. Si se acuerdan de ti, al instante piensan en la tortura, los otros, y en nada más.¡sólo les interesas chorreando de sangre, a esos cabrones! Princhrad había tenido más razón que un santo al respecto. Ante la inminencia del matadero ya no especulas demasiado con las cosas del porvenir, sólo piensas en amar durante los días que te quedan, ya que es el único medio de olvidar el cuerpo un poco, olvidar que pronto te van a desollar de arriba abajo.
"

Gentileza: http://www.epdlp.com/

10 nov 2009

Samuel Beckett's Ohio Impromptu (2000) with Jeremy Irons

"Gotas de silencio a través del silencio"


Su fisonomía atípica podría conectarse con uno de los vectores de la escritura beckettiana: “La imposibilidad del hombre para deshumanizarse del todo, ya que la ausencia de sentido tiene, a su vez, un sentido”, tal como lo plantea Jenaro Talens en la introducción de Pavesas, libro que reúne todas las obras radiofónicas, televisivas y teatrales del autor irlandés.
Quizá este centenario pueda servir para enmendar un malentendido muy difundido en torno de la obra de Samuel Beckett. Que haya creado situaciones dramáticas desde la mirada absurda de la existencia no implica colocarlo automáticamente, como ha sucedido, en el pelotón de dramaturgos llamados “del absurdo”. Esta operación simplificadora de una parte de la crítica –y ciertamente absurda, valga la redundancia– se queda anclada en las afinidades iniciales beckettianas con la corriente del absurdo. Instaura, por decirlo de alguna manera, la ortodoxia de las clasificaciones o toma una parte como el todo, cuando ninguna de las piezas teatrales de Beckett resiste la ortodoxia literaria de su género.
Al contrario, son heterodoxas por los espacios indeterminados donde se mueven los personajes, ya sean abiertos o cerrados. Cuando Enoch Brater, especialista en la obra del escritor irlandés, visitó la Argentina en 1996, dijo en una entrevista con
Página/12que “Beckett es el máximo autor realista”. Y recordó una frase del crítico Jan Kott para argumentar esta perspectiva: “Si quieres un autor idealista, tu dramaturgo es Brecht; si quieres un autor realista, ese hombre es Beckett”.
Más allá del desprestigio que acarrea, en ciertos círculos académicos, ser considerado un autor realista –como si el adjetivo fuera sinónimo de malo, mediocre o simplón–, ¿no es una lectura factible y válida si se tienen en cuenta ciertos atributos de las obras beckettianas, como la repetición y la imposibilidad de escapar de la rutina cotidiana, la continua degradación que produce el paso del tiempo, la fragilidad de la memoria y de las identidades, el presente difuso o el desgaste de las palabras? Estragón y Vladimiro en Esperando a Godot están en una suerte de tierra de nadie esperando la hipotética aparición de Godot –¿Dios? ¿La muerte?– sin saber muy bien cómo ni por qué. Clov en Final de partida dice: “Veo mi luz que se extingue”. Winnie en
Los días felices no para de hablar, pero en ese parloteo incesante y fútil, esta mujer –que aparece en escena enterrada hasta la cintura, primero, y luego hasta el cuello– encuentra la única forma de manifestar que no tiene nada que decir. Estas criaturas, sin duda, fueron concebidas a imagen y semejanza del hombre y por eso nos reconocemos como sus pares. Las voces beckettianas dicen palabras mientras las haya. El último poema de Beckett, Cómo decir, publicado apenas un año antes de su muerte, en 1988, habilita la resignificación de la totalidad de su obra a partir de las tensiones que plantea, simultáneamente, la imposibilidad y la obligación de decir.
“No se trata de una escritura que declare su fracaso, sino de una escritura que se construye alrededor de ese fracaso con un lenguaje que es también impotencia y fracaso”, señaló Laura Cerrato, directora de la revista
Beckettiana, editada por la Universidad de Buenos Aires y autora de varios ensayos sobre la obra de Beckett, entre otros, Génesis de la poética de Samuel Beckett. La Palabra en mayúscula pierde el monopolio “de la fuerza legítima” en manos de las palabras en plural y en minúscula. En el mundo contemporáneo, tal como lo demuestra el escritor irlandés, el lenguaje es un enclenque callejón sin salida: cuanto más se intenta escapar de esa encerrona, burlarlo o vencerlo, menos posibilidades existen de comunicar y de conocer el mundo. Y esto conduce, irremediablemente, al fracaso y al vaciamiento de sentido. En El innombrable se puede leer una frase muy reveladora: “Las palabras que caen, no se sabe dónde, no se sabe de dónde, gotas de silencio a través del silencio”.
Sus personajes se desmoronan al no poder ser sin decirse ni poderlo ser diciéndose, pero, a pesar de esta paradoja, están obligados a “decir palabras”, mientras las haya. La fascinación que sigue ejerciendo la producción de Beckett acaso resida en ese precario e inestable “mientras”. O también en lo que observó Cioran, asombrado, por ese personaje al que definió como impenetrable. “Más de una de sus páginas me parece un monólogo hecho después del final de algún período cósmico. Sensación de penetrar en un universo póstumo, en alguna geografía soñada por un demonio liberado de todo, hasta de su desgracia.”

Fragmentos de "Una mirada clara para entender un mundo sin sentido", por Silvina Friera, en Página 12 del 13/04/06

9 nov 2009

ANTONIN ARTAUD (una de sus últimas declaraciones)


Artaud

“Sé que tengo cáncer. Lo que quiero decir antes de morir es que odio a los psiquiatras. En el hospital de Rodez yo vivía bajo el terror de una frase: “El señor Artaud no come hoy, pasa al electroshock”. Sé que existen torturas más abominables. Pienso en Van Gogh, en Nerval, en todos los demás. Lo que es atroz es que en pleno siglo XX un médico se pueda apoderar de un hombre y con el pretexto de que está loco o débil hacer con él lo que le plazca. Yo padecí cincuenta electroshocks, es decir, cincuenta estados de coma. Durante mucho tiempo fui amnésico. Había olvidado incluso a mis amigos: Marthe Robert, Henri Thomas, Adamov; ya no reconocía ni a Jean Louis Barrault. Aquí en Ivry sólo el doctor Delmas me hizo bien; lamentablemente murió…
-Estoy asqueado del psicoanálisis, de ese “freudismo” que se las sabe todas”.

Antonin Artaud - Sobre el suicidio




"Sobre el suicidio", texto de Antonin Artaud, sobre pinturas de la serie Cuaderno Negro, de Eduardo Alvarado.
Recitante: Guillermo Lema.
Música: Fur Alina, de Arvo Pärt.

"Las palabras son silenciosas" Gilles Deleuze


"Es una pintura
o una canción,
pero una música de las palabras,
una pintura con palabras
un silencio en las palabras,
como si las palabras ahora
regurgitar su contenido
gran visión
audiencia o sublime.

Los dibujos y pinturas específicas
los grandes escritores
(Hugo, Michaux ...)
que llegan a visiones puras
no obstante, que se refieren
incluso el lenguaje como
donde se
el objetivo final,
uno
una inversa,
un revés
manchas de tinta o escritura ilegible.

Las palabras de pintura y cantar,
pero el límite de la asignación de ruta de
se dividen y se componen.

Las palabras son silencio ...

(Gilles Deleuze)

7 nov 2009

Delicada mirada sobre John Cage


La obra de Morton Feldman dedicada a su amigo es de una belleza insondable


Sábado 7 de noviembre de 2009 |

Concierto V de la XIII edición del Ciclo de Música Contemporánea. Del Complejo Teatral Buenos Aires. Programa: For John Cage, de Morton Feldman. Intérpretes: Marc Sabat, violín; Stephen Clarke, piano. En la sala Casacuberta del Teatro San Martín.
Nuestra opinión: excelente

A propósito de su Segundo cuarteto para cuerdas (obra de más de cinco horas que se escuchó en este mismo ciclo del San Martín en 2001), Morton Feldman observó que su singularidad residía menos en el tratamiento de las alturas que en el hecho de que "la invención rítmica, «motívica», instrumental y armónica" no era usada como "vehículo de una polifonía expresionista". Semejantes características, propias del último período del compositor, podrían predicarse también de For John Cage , pieza para violín y piano de 1982, e incluso en ese horizonte de inexpresividad se inscribiría también este homenaje -no de los varios que escribió en esos años- a su amigo Cage.

Sin embargo, esto no quiere decir que no haya un cierto dramatismo en la pieza, aunque no por la vía del agónico enfrentamiento instrumental característico de la formación. El dúo no le debe nada a la tradición; no existe aquí pugna. En realidad, los instrumentos parecen directamente no tener historia. En el principio, hay dos notas en el piano repetidas por el violín. A partir de ahí, y a lo largo de poco más de setenta minutos, violín y piano mantienen una relación, por lo general, mimética, no solamente en las alturas, sino también en las dinámicas y en el registro. Pero la invención se revela inagotable; se suceden breves pasajes al unísono, asoman en ocasiones motivos feldmanianos típicos de sus últimos años, y, especialmente, sobrevienen desvíos imprevisibles. Son episodios de un relato sin dirección que jamás pierde su condición concentrada. Nadie que no sea Feldman puede hacer tanto con dos notas.

Esta unidad -"atmósfera" la habría llamado el compositor- tuvo un correlato inmejorable en los intérpretes. El violinista Marc Sabat y el pianista Stephen Clarke (ambos grabaron la obra para el sello Mode Records) fueron como un mismo pensamiento en dos cuerpos, con un control verdaderamente pasmoso. Hay algo abierto, indeterminado para los intérpretes, que persiste inaccesible. No se trata, como se diría con un símil visual, de un simple cambio de luz, es realmente el objeto el que muta en un proceso proteico casi imperceptible. Lo lleno y lo vacío son en Feldman términos intercambiables. Tal vez por eso For John Cagese vuelve insondable. La delicadeza de Feldman no conocía límites y cualquier palabra tiende a abaratarla.

Pablo Gianera . Gentileza: La Naciòn

4 nov 2009

Desconstrucción de opposite - Julio Benavídez










Construcción de un contrabajo de hierro de una sola cuerda paso a paso, del ruido al sonido, "entre medio" la música.

Textos: Gilles Deleuze/ F. Guattari

John Cage - Sweet Love




Words by Merce Cunningham
Music by John Cage
sung by Jay Clayton

From the dance piece 'Four Walls' (1944)
first recording 1979


Picture: Joseph Beuys 'Konzertflügeljom (Bereichsjom)', 1969

2 nov 2009

Invitaciòn

















El Centro de Estudios Interdisciplinarios tiene el agrado de invitarlo a la presentacion del libro, Figuras de la Feminidad, de Juan Bautista Ritvo Presentarán el libro acompañados del autor
el Dr. Carlos Kuri y el Dr. Adelmo R. Manasseri

Sábado 7 de noviembre, 10,00 hs.

Universidad Nacional de Rosario / Maipú 1065 – Salón Sur

Adhiere el Centro de Estudios e Investigaciones de Pensamiento y Artes Contemporàneo de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario